Disposición, gestión y planificación del aula y la metodología


La muestra que he seleccionado hace referencia a un resumen (más denso y, posiblemente, más difícil de seguir que el mapa conceptual, que es más visual) realizado sobre la asignatura “Metodología de ELE: destrezas, actividades y técnicas”.

En la primera asignatura que se nos impartió, “Conceptos fundamentales de L2”, en la cual, como su nombre bien indica, se nos explicaban hechos fundamentales para entender la evolución del aprendizaje de las L2 a lo largo de la historia. Sin embargo, en esta asignatura se profundizan temas más prácticos a la hora de impartir clases y, a pesar de que tenemos que saber “de dónde venimos”, es una asignatura que nos ayuda a encaminarnos hacia una dirección u otra para saber “a dónde vamos”. Aporta datos importantes de los que, en este caso yo, no me había percatado o no había pensado tan concienzudamente.

Sobre lo que más he reflexionado, además de las posiciones y actitudes que debe tener el profesor mientras imparte la lección en el aula, es “La teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner”. Me alegró poder tener dicha información sobre una teoría que no conocía, pero que a su vez explicaba cosas que ya había detectado y no sabía la razón. No tengo experiencia como docente, pero sí que la tengo como discente y gracias a esta asignatura he podido identificar los objetivos que se persiguen a la hora de impartir una clase y especialmente las herramientas que un profesor debe utilizar para conseguirlo. Por eso, cuando leí la sección donde se analiza la parte del aprendizaje que puede llevar a cabo un alumno según los contextos y estilos de aprendizaje y se mencionan las inteligencias múltiples, así como la emocional, se iluminó, metafóricamente, ese área de mi mente que había permanecido oscura hasta entonces. Como discente se perciben los esfuerzos que hace el profesor de cada uno por que sus alumnos evolucionen y aprendan, se esfuercen y consigan sus propósitos, pero como alumna que estudia “cómo ser profesor”, es verdaderamente mucho más clarificante que lo que se puede llegar a intuir desde un pupitre.

Asimismo, en las actividades que hemos desarrollado, bien de manera grupal, como individual, hemos tenido que completar diferentes tareas y realizar trabajos en las cuales se debían desarrollar el papel de alumnos, y de profesores a su vez, como comentaba, y nos hemos puesto en la piel de los profesores que seremos. También hemos jugado a ser alumnos o profesores y viceversa; es un proceso muy enriquecedor, puesto que ayuda a saber que, si podemos causarnos ciertos problemas o tener ciertas trabas con algunos compañeros a la hora de realizar un trabajo, también se pueden dar en una clase que vayamos a impartir en un futuro; especialmente teniendo en cuenta que cuando un alumno no entiende algo se puede ofuscar y termina rayando la irascibilidad.


El hecho de vivir esas rencillas en primera persona ayuda a tener recursos para mantener la calma y procurar que fluya la comunicación sin que las palabras elegidas sean inadecuadas. Mediante ello, y gracias a varias actividades, he podido comprobar en primera persona que, a la hora de planificar una sesión en el aula, hay que tener en cuenta muchas más cosas de las que pudiese haber imaginado antes de cursar la asignatura. Supongo que cuanto más avancemos en los conocimientos que nos aportará el máster, podremos ser capaces de añadir apuntes y elementos que son importantes y en estos momentos iniciales, quizás, hemos pasado por alto. Así conectaremos todos los conocimientos de manera natural para formar un puzzle en el que, de momento, faltan algunas piezas.

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