La adquisición del lenguaje y su implicación en la comunicación


























La muestra de texto seleccionada es propicia para entender, como futura profesora de ELE, el proceso y la complejidad de aprendizaje que siguen los alumnos en la adquisición de una (o varias) lenguas. Pretende dar a entender que la base de la enseñanza de cualquier lengua es prestar atención a la evolución. Para ello, nos remontaremos, de nuevo, a la teoría de Howard Gardner sobre las inteligencias múltiples.

En ella, el autor especifica que no todo el mundo desarrolla las competencias de aprendizaje de la misma manera, ni utiliza las mismas inteligencias para aprender una cosa u otra. Ni siquiera son siempre las mismas, ya que con el paso del tiempo estas pueden variar en una misma persona.

Tomando como base este criterio, a la hora de aplicar esta reflexión en el aula de ELE debemos, como profesores, tener en cuenta que no todos los alumnos van a aprender de la misma manera, ni las actividades que propongamos tendrán el mismo éxito para unos que para otros. Es por esto que considero primordial ser minuciosos a la hora de “enfrentarnos” a los alumnos que conformen nuestra aula, ya que las diferencias tanto entre ellos, como entre sus procesos de aprendizaje, serán las que nos deban guiar a los profesores a encauzar la enseñanza, adaptar la metodología y ajustar los contenidos para conseguir que sean unos hablantes competitivos.

En relación a este concepto del proceso, extraigo las ideas principales de las asignaturas “Adquisición de segundas lenguas”, “Gramática Pedagógica”, “Didáctica del Léxico” y parte de “Aspectos Socioculturales en el aula ELE”.

En la primera, deduje que la mejor manera de adoptar una segunda lengua es llevar un sistema lo más parecido posible al de la lengua materna. En esta, los niños adquieren el lenguaje de manera natural porque están predispuestos a él. No solo el lenguaje que se transmite mediante el habla y posteriormente la escritura, el cual además está formado también por elementos paralingüísticos que comprenden expresiones, gestos, miradas, el tono que se utiliza… Sino que, como se ve en el vídeo documental “Baby Human- Hablar” (https://www.youtube.com/watch?v=qx6HgEmeoLs), también se puede aprender de la misma manera el lenguaje de signos, puesto que los niños aprenden mediante la imitación. Por eso, tanto en uno como en otro lenguaje, se adquieren, principalmente, los gestos o las expresiones típicas de una persona en concreto (normalmente de alguno de los progenitores), pero después, al igual que hacen cuando aprenden a andar, parece que adquieren una seguridad y se independizan un poco de ese sistema concreto que utilizan sus padres; se lanzan a moldear el suyo propio dando como resultado, en el oral, términos como “se me ha rompido”. Posteriormente lo corrigen, pero es una manera de discurrir, un proceso que siguen todos; se llama proceso de sobregeneralización o conducta en U: imitan, luego fallan, pero al final se corrige y no pasa nada. Creo que es así como se debería aprender una lengua segunda, a pesar de que la primera etapa de imitación no es estrictamente necesaria en una L2.

Por este motivo, no vería como un buen sistema impartir las clases desde la lengua materna e ir traduciendo simultáneamente lo que se quiere adquirir, ya que el sentido original, la esencia, no sería la misma. Tampoco sería demasiado bueno comparar ambas lenguas por aquello de que no en todas las lenguas existe la misma terminología para designar unos u otros aspectos. Hay expresiones que en inglés se expresan con unos conceptos y un número de palabras y en español es completamente distinto (Llueve a mares = It's raining cats and dogs, por poner un ejemplo sencillo).

Estos temas pertenecen al ámbito de la gramática. La cual fue variando en cuanto al sistema de ser explicada a lo largo de la historia y se probó que, dependiendo de cómo se explicara, así se utilizaría: un estudiante que da un rodeo, proporciona toda una serie de explicaciones innecesarias para contestar o bien que contesta literalmente a lo que le preguntan, no puede ser competitivo, sino que tiene que saber a qué se está refiriendo su interlocutor cuando le plantea esa pregunta. En un caso práctico y cotidiano: si yo voy a una panadería y pregunto si tienen pan y me responden que sí, pero no me dan pan, voy a pensar que me están tomando el pelo. Por este motivo, deberíamos mantener al margen los conceptos de la gramática estructuralista y aquella que determina que hay que ceñirse exclusivamente a las normas. Esto se debe a que la mejor práctica que se puede obtener en una lengua es conversando con los nativos de dicha lengua; y los nativos no hablan de esa manera, resulta artificial. Es cierto que la gramática es la que es y hay que aprenderla, pero habría que variar los métodos de adquirirla, también contemplando las inteligencias comentadas anteriormente.

Aparte de la gramática, que es algo limitada (por muy rica que sea nuestra lengua), hay algo que nos hace avanzar cuando tenemos cierto nivel; incluso nos hace ser capaces de comprendernos cuando no tenemos más que una ligera idea de la lengua, aparte de los gestos que podamos utilizar para hacernos entender; es el léxico. Lo tomamos como una palabra, como un vocablo, cuando en realidad el léxico abarca diferentes tipos y unidades que se componen por más de una sola palabra. El léxico también se puede aprender de varias formas y métodos, ya que, durante muchos años se ha estudiado mediante la repetición, pero es un sistema que transmite la idea de que se estudia para aprobar, no para aprender. Si una palabra se adquiere con un objetivo determinado, es decir, poder utilizarla en una conversación, gracias a esta, no solo se practicará, sino que también se retendrá y podrá utilizarse más adelante; ocurre al contrario con la repetición, donde las palabras no se pueden contextualizar y si no se practican, se pierden. Gracias a la ubicación y a la imagen mental que desarrollamos cuando adquirimos esa palabra, la interiorizamos, la comprendemos de manera que no nos cueste expresarla. No significa que debamos saber todo lo referente a ella, sino cuándo y cómo utilizarla. Aquí se introducen las frases hechas, se juntan la gramática y el léxico, ya que hay que saber utilizar las palabras en su orden lógico así como también hay que saber el significado de cada palabra para poder formarlo. Aun así, algo esencial en las frases hechas es tener o tomar conciencia de la pragmática, del significado que va más allá del sentido literal de cada una de las palabras.

Estos últimos conceptos extraídos en el párrafo anterior, recuerdan bastante a las normas de actuación socioculturales. También relacionadas con el tema de la gestualidad, la manera de expresarse, las normas de conducta sociales que se aplican en una u otra cultura y todo lo relacionado con el país o países de donde proviene la lengua meta que se está estudiando.

Para un futuro como docente de ELE, habría que prestar atención a la multiculturalidad de la clase, informarse de manera general sobre las costumbres de cada alumno para entender las normas de conducta y la forma de aprender a las que ha estado sometido cada uno y, sobre todo, tener paciencia. Demostrar una actitud amable y respetuosa hará que los alumnos se abran poco a poco. De esta manera, podremos vislumbrar cómo es cada uno y amoldar actividades y ejercicios a las características particulares de nuestro grupo. Además, contar con material extra para reforzar a quienes no hayan comprendido un tema o a quienes el ejercicio propuesto no les haya otorgado todo lo esperado, completará su formación. Formación a la cual se deberá prestar atención y prevenir a los alumnos de gestos o palabras que sean ofensivas para los oriundos, pero dejando, a su vez, que se equivoquen y dándoles la oportunidad de poder corregirse a sí mismos o a los compañeros, como hacemos cuando somos niños. Plantear el error de manera que se contemple como algo natural, siempre y cuando no ofenda a nadie.

La característica primordial que debe tener un profesor de ELE, desde mi punto de vista, es la motivación. Hay que motivar al alumno para que se sienta a gusto en clase, para que quiera volver y que cuando salga del aula tenga ganas de practicarlo (si se encuentra en un contexto de inmersión lingüística, que tenga ganas de salir a comprar o a charlar con la gente). Para eso hay que estar alerta y detectar cualquier posible malentendido o dificultad que a un alumno le pueda surgir. Es lo más importante y lo que más difícil puede resultar, por lo tanto, creo que habrá que utilizar la paciencia como estrategia principal de enseñanza-aprendizaje.

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