He
seleccionado un fragmento de la primera actividad de la asignatura
“Procesos de Aprendizaje e Instrucción de Lenguas”, impartida
por Paula Novillo, que realizamos mis compañeras y yo.
La
razón es que en esta actividad debíamos plasmar una parte de una
unidad didáctica siguiendo las pautas que nos marca el Plan
Curricular del Instituto Cervantes,
el cual, hasta el momento, habíamos utilizado únicamente como
referencia y como objeto de estudio personal. Sin embargo, en esta
actividad, debíamos plasmar de manera práctica el contenido del
mencionado plan. Es entonces donde vimos que las nociones que
teníamos hasta el momento, eran pura teoría y no éramos
conscientes de hasta qué punto había apartados que se relacionaban
con otros.
Como
es lógico, el aprendizaje de cualquier cosa, no digamos ya de una
lengua, conlleva el aplicar y enlazar unos conocimientos con otros.
De esta manera el PCIC nos ha demostrado que existe una relación muy
real entre unos y otros temas y apartados de la lengua. Además lo
subdivide en diferentes niveles que se basan en los establecidos por
el Marco Común Europeo de Referencia, por lo que resulta mucho más
fácil, como profesores, aplicarlos al aula que nos toca.
Es
muy útil ver que una “lista de vocabulario” que alguien pretenda
hacerse para aprender mejor, se puede integrar en un tema determinado
y que los conocimientos que se piden tener para pasar ese umbral, no
son los mismos que para aquellos de un nivel inferior o superior,
puesto que están, de alguna manera, personalizados en base a dichos
niveles y, tanto el alumno como el profesor, tienen la posibilidad de
encontrarse más agusto preparando los materiales (sabiendo que los
alumnos van a rendir porque están orientados a ese nivel
determinado) y completándolos, puesto que el nivel de exigencia
esperado es el que determinará sus conocimientos como alumno, en
base al nivel que pretende alcanzar.
Es
verdad que el PCIC resulta complicado y engorroso en un principio,
pero una vez se empieza a mirar, a darle vueltas por un lado y por el
otro, y se comprende el sistema de funcionamiento, resulta muy
práctico, ya que tiene diferentes aspectos conectados y se pueden
consultar de manera directa, sin tener que retroceder y volver a
buscarlos por separado.
En
cuanto a su aplicación en el aula de ELE, como decía, es útil a la
hora de preparar el material que se va a dar en la clase, ya que se
pueden preparar también distintas opciones alternativas que
comulguen con el tema o el aspecto que se va a introducir, o pueden
surgir dudas sobre algo en concreto que el PCIC puede ayudar a
relacionar con otro ámbito de la lengua y, quizás explicando los
dos, puede resultar más fácil que los alumnos comprendan la lección
o asimilen los nuevos conocimientos.
Dentro
del PCIC se trabaja no solamente la gramática, sino también
aspectos socioculturales, por ejemplo, y qué temas se pueden tocar
dentro de ellos. Por poner otro ejemplo, imaginemos que se trabajan
las direcciones que tiene que dar una persona para ayudar a otra que
quiere llegar a un punto concreto. Normalmente, esta situación se da
en la calle, por lo que engloba, no solo el vocabulario relacionado
con las direcciones, sino también el imperativo, un uso más extenso
de las preposiciones (por aquella calle, donde está….) y artículos
(la tercera calle, el tercer piso, etc.), y por supuesto el
vocabulario relacionado con la ciudad y los transportes. En cuanto a
los últimos, también se trabajan los horarios y la lectura de los
planos, etc. Por tanto, se puede empezar desde un lado y acabar en
otro y viceversa. Además no solo se trabaja una destreza por tema,
sino que integra varias (en el ejemplo, la situación de indicar a
alguien es interacción oral, la lectura de horarios y planos o el
imperativo se trabajan de manera escrita, etc.).
Creo
que será de gran ayuda en el momento de impartir la clase, a pesar
de que no se realice todo exactamente como aparece en el PCIC, pero
opino que es muy orientativo y facilitará el trabajo de preparación
de las clases.
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